En los Alcores a 235 m. de altitud y dominando la Vega del Corbones, descansa la ciudad de Carmona.

Carmona fue en la antigüedad uno de los principales enclaves poblacionales del Bajo Guadalquivir. Su importancia histórica se explica por las características del medio en que se asienta. Plaza fuerte natural, la ciudad controla desde su posición estratégica las principales vías de comunicación del valle del Guadalquivir y los tres paisajes que constituyen sus fuentes de recursos: Los Alcores, la vega de Carmona y las terrazas.

Los Alcores son una formación terciaria de estructura triangular, que discurre en dirección noreste-suroeste entre las poblaciones de Carmona y Alcalá de Guadaíra. Son calizas detríticas que se presentan como un conglomerado de restos fósiles muy fragmentados unidos con cemento calcáreo.

La Vega de Carmona es una llanura limitada por los ríos Corbones al noreste y Guadaíra, al sudoeste, formada por suelos vérticos desarrollados sobre arcillas que se cuartean al resecarse en épocas áridas y se esponjan en las húmedas. El acebuche constituye la vegetación clímax, pero prácticamente ha desaparecido a causa de la intensa explotación agrícola a que ha sido sometido este paisaje.

Las Terrazas se escalonan a lo largo de unos 20 km. entre las colinas de Los Alcores y las orillas del Guadalquivir en su confluencia con el Corbones.

En Carmona se pueden realizar diferentes rutas por el entorno que la rodea, como la Ruta Medioambiental Cueva de la Batida, que aúna elementos patrimoniales y naturales integrados en el paisaje carmonense de la campiña sevillana.